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Apolo – Helios – Febo

Apolo

Historia

Apolo, fue llamado por los griegos «Apollon» o «Apellon«, por los romanos «Apollo» o «Febo» y por los etruscos «Apulu» o «Aplu«. Su nombre, multifacético, fue para Plotino, filósofo griego, autor de las Enéadas, la negación de la pluralidad, como decir que «no hay muchos», mientras que, para los pitagóricos significaba «el Uno», finalmente, Heródoto, historiador griego, dentro de sus compendios, llego a decir que Apolo y Horus eran el mismo dios, debido a las similitudes que su culto compartía con aquella región africana.

Apolo es una de las deidades principales dentro del Panteón Griego, y uno de los dioses olímpicos de tercera generación más importante, motivo por el cual se le han dedicado una gran cantidad considerable de templos, cabe mencionar que Apolo poseía muchos atributos y funciones, por lo cual, una ciudad podía albergar más de dos templos dedicados a su figura, asimismo, fue considerado, después de Zeus, uno de los Dioses más influyentes y venerados de la Antigüedad Clásica.

Dentro de sus múltiples características, se le considera Dios de las artes, del arco y la flecha, era considerado el que amenazaba o protegía desde lo alto de los cielos, siendo de esa forma identificado con la luz de la verdad, pero también portaba otro tipo de cualidades más relacionadas con la obscuridad, como dador de la muerte súbita, las plagas y enfermedades, sin embargo también contaba con el don de la curación y de la protección contra las fuerzas malignas. Finalmente, también se le dieron atributos como el Dios de la belleza, de la perfección, de la armonía, del equilibrio y de la razón, él es el iniciador de los jóvenes en el mundo de los adultos y estaba conectado a la naturaleza, a las hierbas, a los rebaños, y era considerado protector de los pastores, marineros y arqueros, motivo por el cual, Homero dentro de la Ilíada, hace mención de su presencia de parte de los troyanos.

Era temido por los demás dioses, y solamente su padre y su madre podían contenerlo. Tuvo muchos amores, especialmente con sus musas, y producto de sus andanzas tuvo alrededor de una veintena de hijos, aunque en ese terreno tuvo algunas desgracias amorosas, por decir algunas, estaba interesado en Casandra, a quien le había regalado un don profético, pero esta lo rechazó; luego se enamoró de Dafne, por una flecha de Cupido, pero esta no le correspondió y en castigo, la convirtió en árbol. También se narra que tuvo una serie de amantes hombres, entre ellos Cipariso y Jacinto.

Para la época helenistíca, SIII a.C., uno de sus epitetos, Apollo Helios, paso a ser identificado por los griegos como Helios, Dios del sol, y de forma parecida su hermana se equiparó con Selene, Diosa de la luna.

El Mito de Apolo

El mito de Apolo señala que este dios era hijo de Zeus, máxima autoridad del Olimpo, y de Leto, una titánide. En principio, Zeus se interesó por la hermana de Leto, llamada Asteria, e intentó tomarla por la fuerza. Ella, espantada, se convirtió en codorniz para escapar de su asedio, como siguió acosándola, se arrojó al mar y se convirtió en la isla de Ortigia.

Después, Zeus sus ojos en Leto, quien le correspondió. Ella quedó encinta, pero Hera, esposa legítima de Zeus, se enteró de la aventura e inició una feroz persecución contra Leto. La traicionada le pidió a su hija Llitía, diosa de los partos, que impidiera el nacimiento. Por tanto, Leto estuvo nueve días con dolores horribles.

Los dioses se compadecieron de la titánide. Leto esperaba mellizos y los dioses permitieron que naciera la niña, Artemisa, y que esta se hiciera adulta rápidamente para que ayudara a la madre con el parto de su hermano, Apolo. Así sucedió. Artemisa quedó tan impresionada por el sufrimiento de su madre que decidió permanecer virgen para siempre.

El calvario de Leto no terminó con el nacimiento de Apolo. Hera, todavía furiosa por la traición, envió a la serpiente Pitón para que matara a la pequeña familia. Nuevamente los dioses, compadecidos por la suerte de Leto, hicieron que Apolo creciera en solo cuatro días y le diera muerte al monstruo.

Apolo destruyó a Pitón, serpiente sagrada, con mil flechas. Como era un animal divino, tuvo que hacer penitencia por matarla y donde cayó abatido el monstruo se edificó el Oráculo de Delfos. Apolo se convirtió en el patrón de este lugar, para más adelante susurrar los vaticinios al oído a las pitias o adivinas.

El mito de Apolo cuenta que tanto él como su hermana siguieron siendo los protectores de su madre para siempre, ya que Hera nunca dejó de perseguirla. Los mellizos mataron al gigante Ticio, que intentaba violarla. También dieron muerte a los 14 hijos de Níobe, que se burló de la desdichada titánide.

El Oráculo de Delfos

Apolo era el líder de las Musas y símbolo de inspiración profética y artística, y era el patrono del oráculo más famoso de toda la Antigüedad Clásica: el Oráculo de Delfos.

Como comentamos previamente, era inusual que las deidades olímpicas tuvieran dos lugares de culto, sin embargo Apolo contaba con 2 sitios de gran influencia entre los griegos: Delos y Delfos. Delos es una de las islas griegas más pequeñas de las Cícladas, en el mar Egeo también llamada Lagia, mientras que Delfos se ubica en una meseta en la ladera meridional del monte Parnaso.

El Oráculo de Delfos, situado en un gran recinto sagrado consagrado al dios Apolo, hoy considerado Patrimonio de la Humanidad, fue uno de los principales oráculos de la Antigua Grecia. Se cuenta que de las rocas de la montaña brotaban varios manantiales que formaban distintas fuentes, una de las más conocidas y más antiguas era la fuente Castalia, rodeada de un bosque de laureles.

La leyenda cuentan que en el monte Parnaso se reunían las musas, diosas menores del canto y la poesía, junto con las ninfas de las fuentes, llamadas náyades y en estas reuniones, Apolo tocaba la lira para que las divinidades que lo acompañaban cantaran.

La función esencial del oráculo no era predecir el futuro, sino proveer de sanción divina a las decisiones políticas de las ciudades

Una de las profecías más famosas de Delfos, es la que la pitonisa le hizo a Edipo, de que mataría a su padre y se casaría con su propia madre.


Correspondencias

Colores: dorado, blanco y naranja.

Animales: delfín, lobo, raton, ganado y ciervos.

Aves: cisne, grua, codorniz, buitre y cuervo.

Cristales: ambar y zafiro.

Hierbas: heliotropo, jacinto, lirio del valle, girasol, anís y muérdago.

Numero: 7.

Ofrendas: vino e incienso.

Planeta: Sol.

Árbol: laurel.

Zodiaco: Géminis.

Días sagrados: Litha, Yule y domingo al atardecer.

Epitetos

Como Dios de la luz y del sol:

Egletes: radiante.

Febo: brillante.

Liceo: en el contexto de Dios del sol o de la luz.

Como Dios de la medicina y la curación:

Acestor: sanador.

Acesio: sanador.

Alexikakos: el que aparta la desgracia.

Apotropeo: el que aparta el mal.

Averruncus: que aparta los males.

Iatros: médico.

Medicus: médico.

Como Dios de las plagas y defensor contra ratas y langostas:

Culicarius: que aparta los mosquitos.

Esminteo: cazador de ratones.

Parnopio: saltamontes.

Como Dios del tiro con arco:

Aphetoros: Dios del arco.

Argurotoxos: del arco de plata.

Articenens: que lleva el arco.

Hekaergos: que se deshace lejos.

Hekebolos: que dispara lejos.

Como Dios pastoral de la ganadería:

Licio: matador de lobos.

Lykegenes: nacido de una loba.

Nomios: vagabundo.

Como Dios de los colonos:

Arcageta: director de la fundación.

Clario: asignación de tierra.

Como Dios de los oráculos:

Cintio: proveniente de su nacimiento en el monte Cinto de Delos.

Cirreo: por Cirria, localidad cercana de Delfos.

Clario: por el santuario que tenía en Claros, Jonia.

Delfinio: del útero.

Licio: de Licia.

Lykegenes: nacido en Licia.

Pitio: pítico.

Timbreo: por el templo que tenía en Timbra.

Como Dios de la profecía:

Coelispex: que observa el cielo.

Loxias: oblicuo.

Como jefe de musas y ninfas:

Musageta: jefe de las musas.

Ninfageta: jefe de las ninfas.

Lesquenorio: del que presidía las asambleas poéticas y musicales y las reuniones de las musas.

En relación a ciudades y regiones:

Acrefio: epíteto con el que se le adoraba en la ciudad beocia de Acrefia.

Actiaco: epíteto que se le daban en el Actium, uno de sus principales lugares de culto.

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